¿Teníais ganas de que llegase el postre a nuestro menú de recetas? No me extraña, se trata del mejor momento de la sobremesa, cuando, tras una opípara comida en compañía, los anfitriones deleitan a los invitados con la traca final, ese plato preparado a conciencia que aporta dulzura a la armonía de sabores propia de los mejores menús. ¿Y qué mejor postre que uno elaborado siguiendo las recetas más tradicionales? Pues aquí tenéis a lo más clásico de entre los clásicos: Buñuelos de viento. ¿Alguna vez habíais pensado en prepararlos pero nunca habíais encontrado una receta sencilla y que valiera la pena? Pues ya tenéis una, preparada a conciencia para que os resulte casi como coser y cantar. O igual que comer y disfrutar…
Ingredientes
- 250 mililitros de agua.
- 125 gramos de mantequilla.
- 150 gramos de harina.
- 3 huevos.
- 1 cucharada sopera de azúcar.
- 1 cucharadita de café de levadura química en polvo.
- 1 chorrito de anís.
- Aceite de girasol para freír.
- Sal, azúcar para rebozar y canela al gusto.
Preparación
Calentamos el agua en un cazo al fuego junto con la mantequilla y, sin que llegue a hervir, añadimos la levadura, la cucharada sopera de azúcar y una pizca de sal. Removemos bien y, fuera del fuego, añadimos de golpe la harina. Volvemos a poner la cazuela sobre el fogón y vamos removiendo con una espátula de madera manteniendo el fuego medio hasta que la masa se despegue de las paredes. Apagamos y dejamos que la masa para los buñuelos de viento temple.
Una vez templada, añadimos dos de los huevos y de uno en uno, removiendo bien la pasta con cada incorporación. Vertemos un chorrito de anís. Con el tercer huevo, hacemos una tortilla para ir añadiendo sólo la cantidad que necesite la masa para los buñuelos, comprobando cuál es el punto exacto. Para ello, la masa debe de formar un "pico" al retirar la espátula, ni quedar excesivamente compacta ni tampoco caer líquida. Una vez en el punto, dejamos de incorporar huevo.
Calentamos el aceite de girasol en una sartén profunda, teniendo en cuenta que la temperatura para la fritura ha de ser media: si tenemos el aceite muy caliente, los buñuelos de viento van a quedar dorados por fuera, pero crudos por dentro. Por el contrario, si utilizamos el aceite por debajo de la temperatura ideal, los buñuelos van absorber demasiado aceite.
Introducimos la masa de los buñuelos en una manga pastelera y, cuando ya tengamos el aceite al punto, vertemos la cantidad de masa necesaria en la sartén recortándola con unas tijeras, para crear un tamaño de buñuelos según el gusto. Freímos hasta que queden dorados removiendo de vez en cuando, sacándolos después para colocarlos sobre papel absorbente, retirando así el exceso de aceite.
Montaje del plato.
Una vez los Buñuelos de viento estén escurridos, los rebozamos en azúcar. También se puede añadir un poco de canela a este rebozado, es un toque que la da muy buen gusto. Para terminar, colocamos los buñuelos sobre una fuente y servimos.