Qué jueves se nos echa encima, al menos en lo culinario. Y es que hoy os traigo una receta tan versátil que, con un poco de imaginación, podréis convertir en una seña de identidad de vuestra cocina, atacando a un plato italiano que resulta reconocible mundialmente. Y no hablamos de la pasta ni de la pizza, si no de otra receta tradicional que está más cerca de la segunda opción que de la primera: la Focaccia. Pan típico italiano que se suele presentar sobre la mesa acompañando al resto de viandas, puede prepararse con cualquier ingrediente que se nos ocurra, teniendo como base una masa similar al pan o a la pizza. ¿Os atrae la idea de preparar una Focaccia? Pues ya veréis qué divertido que resulta. Y deliciosa, la Focaccia combina casi con todo…
Ingredientes
- 500 gramos de harina tamizada.
- 30 gramos de levadura fresca de panadero.
- 1 vaso de agua templada.
- 8 cucharadas soperas de aceite de oliva virgen.
- Sal, orégano y tomillo.
Preparación
Empezamos la preparación de la Focaccia disolviendo la levadura en el vaso de agua templada. Ponemos la harina tamizada dentro de un bol y la juntamos aquí con un poco de sal. Hacemos un hueco en el centro y vertemos dentro el agua con la levadura, haciendo lo mismo con 6 cucharadas soperas de aceite. Amasamos con las manos hasta que la masa quede bien fina y se desprenda del bol. Si vemos que la masa está excesivamente pegajosa o muy seca, podemos añadir harina o agua, respectivamente.
Formamos una bola con la masa y realizamos dos cortes en forma de cruz. Ponemos la masa en un bol y la tapamos con un paño, dejando que fermente durante más o menos 2 horas hasta que consiga doblar el volumen. Si la cocina es una zona cálida levará antes, aunque también podemos mover la masa de la Focaccia a otra parte de la casa donde haga más calor.
Una vez tengamos la masa de la Focaccia fermentada, la amasamos de nuevo y la estiramos con ayuda de un rodillo. Es bastante elástica, por lo que suele costar un poco hasta que logra extenderse. Ponemos la masa estirada de Focaccia sobre una fuente de horno con un tapete de silicona o papel de horno y, con el dedo, le practicamos pequeños hoyos. Pintamos por encima con las dos cucharadas restantes de aceite de oliva, echamos una pizca de sal, orégano y tomillo y pasamos a hornear la Focaccia a 200 º C hasta que adquiera un tono dorado. Siempre con el horno precalentado.
Montaje del plato.
Servimos la Focaccia sobre la mesa como segundo plato o acompañando a otro que hayamos preparado, a modo de pan especiado. Es posible prepararla como una pizza, pudiendo condimentarla con tomate, queso, cebolla, aceitunas… ¡Echadle imaginación!
¿Os ha gustado esta receta? Pues podréis prepararla todavía más rápidamente si visitáis nuestra sección de cocina, estando justo tras la imagen.