Juntamos en un cazo el agua, la leche, la mantequilla, el azúcar y una pizca de sal. Ponemos el cazo al fuego y, cuando arranque el hervor, apagamos el fuego y añadimos de golpe la harina tamizada al completo, removiendo hasta que la masa se despegue de las paredes. Ponemos el cazo con la masa de nuevo en el fuego, bajando la intensidad, y removemos la masa hasta que se unifique y se forme una bola compacta. Apagamos el fuego.

Colocamos la masa en un bol y vamos añadiendo uno a uno los huevos uniendo con una espátula de madera. Hemos de incorporar completamente cada huevo en la masa, fijándonos bien cuando dicha masa ya no admita más huevo. En el momento en el que incorporemos el tercero, y removamos, la espátula ha de salir de la masa creando una especie de pico colgando de la madera. De no ser el caso, añadimos el cuarto huevo.

Introducimos la masa ya terminada dentro de una manga pastelera con boquilla rizada y vamos formando los profiteroles sobre una bandeja de horno cubierta por un tapete de silicona (o papel de horno en su defecto). Hemos de unir los profiteroles creando la figura de un corazón, que después abriremos para rellenar. Horneamos durante 5 minutos a 220 º C con el horno precalentado bajando después a 170 º C hasta que el superficie de los profiteroles quede levemente dorada. Dejamos enfriar fuera del horno.

Para preparar el relleno de crema chantilly, hemos de mantener el molde donde montaremos la nata al menos 20 minutos en el congelador. Una vez esté bien frío, montamos dentro la nata con ayuda de la batidora de varillas y, a medio montar, incorporamos poco a poco el azúcar hasta obtener una crema apretada, que perfumaremos con un poco de vainillina. Terminamos los preparativos cortando a dados pequeños los fresones.