Mezclamos en un bol la mantequilla con textura de pomada (habiéndola dejado fuera de la nevera durante un rato) junto con el azúcar, trabajando la mezcla hasta dejarla homogénea. Después, separamos las claras de los huevos y añadimos las tres yemas a la mantequilla, incorporando una a una. Cuando esté todo bien unido, vertemos la leche y vamos añadiendo poco a poco la harina tamizada junto con la levadura, mezclando despacio hasta obtener una masa uniforme.

Batimos las claras en un bol aparte con ayuda de una batidora de varillas y añadimos una pizca de sal para que queden bien prietas. Incorporamos este merengue a la masa con la harina y mezclamos con extrema suavidad, uniendo poco a poco con las varillas manuales y sin golpear. Una vez tengamos una masa homogénea de bizcocho, la separamos en dos partes. En una se quedará tal cual, siendo la parte blanca del Bizcocho marmolado, y en la otra parte incorporaremos la cucharada de cacao en polvo, mezclando bien hasta obtener una masa marrón.

Preparamos un molde para hornear (de silicona o uno corriente, forrándolo de papel de horno o untando de mantequilla las paredes) y vamos colocando dentro ambas masas del bizcocho, asentando una porción de una y de otra, alternando para así crear el doble color tan característico. Horneamos a 180 º C con el horno precalentado durante 45 minutos, comprobando antes de retirar que está hecho insertando una varilla. Si sale limpia, podemos apagar el horno.